Enseñar y aprender Karate
Artículo para la Shotokan Karate Magazine 2010 by Jonathan de’ Claire - KDS 4th Dan
Cambié mi carrera profesional hace varios años y me convertí en profesor, realizando el Certificado de Postgrado en Educación (PGCE). A lo largo del curso se hizo un gran hincapié en la necesidad de diferenciar la planificación de la ejecución de las lecciones. Esto permitiría a un profesor, en teoría, ofrecer materias similares para una amplia gama de niveles de habilidad dentro de la misma lección, o grupo de lecciones planificadas. Esta capacidad para diferenciar la enseñanza, sustentada en la planificación de lecciones individuales fue la la fuerza impulsora en la que los asesores y los inspectores se centraron. Esto fue y es, con la intención de permitir el acceso al aprendizaje a todos, sin importar sus habilidades individuales ni las áreas específicas en las que son fuertes o aquéllas que necesitan mejorar. También nos enseñaron técnicas de gestión de las clases. Ejemplos de esto son el control de proximidad, para aquellas personas cuya atención estaba vagando por otros lugares, o ¡las señales visuales y físicas que indican la intención y la atención!
Una vez graduado, mi primer trabajo a largo plazo, en la enseñanza fue en una escuela cerca de Cardiff. Pero no se trataba de una escuela ordinaria. Era una escuela interna centrada en jovenes con dificultades evidentes para el aprendizaje – dificultades emocionales , de conducta y sociales (EBSD) para ser más precisos – Niños que presentaban un amplio abanico de necesidades en las que el Síndrome de Asperger, Terrets, ADHD o la parálisis celebral eran comunes y sus demandes y exigencias de aprendizaje eran enormes. Considerando que su actitud agresiva era el principal motivo de su presencia en la escuela, la actitud de desafío frente a la enseñanza era masiva por decirlo de algún modo. Por un lado, las personas con síndrome de Asperger generalmente no saben interpretar adecuadamente el lenguaje corporal y las expresiones faciales (es decir si es que te miraba a la cara) apareciendo estallidos de violencia de los que sólo ellos sabían el motivo. Este grupo también toma las palabras de forma muy literal, por lo que no había lugar para la ambigüedad en cualquier comunicación verbal o la reacción podía ser una crisis emocional en un joven por falta de comprensión de un significado. A esto se sumaba que la ansiedad en un alumno podía desencadenar un cuadro similar en otro con lo que el problema podía extenderse a toda la clase.
Más aún, hemos de considerar las distintas “inteligencias”. Estas son aquellas áreas de la inteligencia (siempre que no exista un pantano académico) en la que los individuos destacan sobre la mayoría, e indica cual es su estilo de aprendizaje preferido. Por ejemplo, muchos de los jóvenes a los que enseño parecen preferir las actividades de aprendizaje cinestésico. Esto es lo que más les gusta y en lo que obtienen los mejores resultados en su aprendizaje porque son buenos en ello. Tienen que hacer las cosas ellos y experimentarlas. Sentarse y escuchar (la inteligencia lingüística) no despierta su interés si se emplea como herramienta de enseñanza principal. Aquellos a los que una aproximación más visual les atrae, se beneficiarán de un enfoque más pictórico, o a través de secuencias de vídeo, para mejorar su aprendizaje.
Ciertamente, la planificación diferenciada es fundamental para tener en cuenta las diversas necesidades, tanto en las habilidades académicas o de inteligencia y en el estilo de aprendizaje preferido, junto con la capacidad emocional para aprender y interactuar con eficacia con los demás. Pero, ¿Nos atendremos a una lección planificada, sólo porque nosotros la hemos planeado? ¡Por supuesto que no!, eso es lo que yo creo. Si algo estimula su imaginación o muestran interés en una respuesta, entonces nuestra capacidad de adaptación es clave. Un enfoque flexible en la enseñanza me ha permitido sin duda impartir lecciones memorables que no estaban previstas, pero sin duda ¡serán recordadas! Ir con la corriente de interés es como saltar en la montaña rusa del entusiasmo donde una oportunidad no se puede perder por el simple hecho de seguir un plan. Por supuesto, esto no quiere decir que todas las lecciones que enseño serpenteen, ni mucho menos. La planificación juega un papel muy importante en mi práctica docente. Sin planificación, la preparación será deficiente como poco, y el conocimiento transmitido quedará al azar. El resultado será una lección mal presentada y una paupérrima enseñanza para los estudiantes. Pronto me di cuenta de que cada joven necesita ser tratado de una manera diferente y que las herramientas estándar para la enseñanza en situaciones adversas tenían su lugar, pero también ¡sus limitaciones!
Y ¿esto que tiene que ver con el karate? Se preguntarán. En principio no mucho, pero si observamos las diversa necesidades que he mencionado, veremos que no son tan distintas de las nuestras. No estaremos definidos como estudiantes con dificultades de aprendizaje específicas, pero nuestra forma de enseñar, nuestro estilo de aprendizaje, nuestras preferencias intelectuales son ciertamente ¡muy diversos!
Tomemos la memoria como ejemplo. Recientes estudios psicológicos indican que recordamos el 30% de lo que escuchamos, el 40% de lo que vemos, el 50% de lo que decimos y el 60% de lo que hacemos. Por lo tanto, si un instructor hace una demostración sencilla y luego habla sobre ella durante los siguientes 5-10 minutos de forma habitual, entonces la capacidad de aprendizaje de sus alumnos de karate se está viendo disminuida considerablemente y se ha perdido el tiempo para ejecutarla, que es la mejor manera de fijar algo en la memoria, especialmente si tenemos una tendencia cinestésica más que evidente. Cuando una persona realiza algo, se crea un vínculo más fuerte y las nuevas neuronas se fijan en el sistema nervioso, recableando el cerebro cada vez que ejecutan los movimientos . El cerebro humano es un procesador que aprende, se adapta y desarrolla la información.
Un problema puede ser el tipo de inteligencia que el instructor prefiera en el aprendizaje, ya que este se transformará en su estilo de enseñanza dominante. Si un instructor quiere ser siempre el centro de la clase, explicarlo todo, yéndose por la tangente constantemente, puede perder una parte importante de su auditorio, para los que evidentemente, su tiempo es precioso. Por supuesto, podría entrar en esto, pero es una caja de Pandora que se abrirá en otra ocasión. Por otro lado, puede que el instructor prefiera mostrar lo que hay que hacer, y ser más bien parco en sus explicaciones. En este caso, serán los alumnos con una mayor inteligencia lingüística los que se quedarán el la cuneta.
Escucho lo que dices, el karate es para ejecutarlo y el cómo utilizas tu habilidad para entrenar varía con el tamaño del grupo y con sus habilidades (y la capacidad propia). Pero yo lo reconsideraría, ¿Cómo has desarrollado tus habilidades como instructor para entrenar? ¿Son sólo el reflejo de lo que has visto en tus instructores o estás trabajando según tus puntos fuertes? Estoy seguro de que estaréis de acuerdo en que las distintas organizaciones parecen favorecer el enfoque de sus instructores de alto nivel como su propio enfoque en la mayoría de los casos. ¿Es esto porque esto es lo que los atrajo en primer lugar, o es porque no quieren a la presente métodos de probada eficacia?
Para mí, personalmente, guiar al atleta y dirigir su entrenamiento es el objetivo que me propongo alcanzar con los alumnos bajo mi tutela. Es a la vez desafiante y provocador, y permite que mis alumnos tomen conciencia de sí mismos. En efecto aprendes a enseñar a través de preguntas a ti mismo – autoevaluándote – y reflexionando sobre las prácticas que se han convertido en claves para tu propio progreso. Una vez identificado un área problemática, por supuesto, podemos buscar ayuda para superarla. Pero antes, debemos ser conscientes de nuestras capacidades y limitaciones.
A menudo, los estudiantes se enfrentan a las mismas dificultades, de la misma manera que tienen buenos instructores. Una vez que nuestros estudiantes se sientan cómodos y puedan cuestionar nuestra práctica de manera significativa y positiva, verdaderamente, nuestro progreso se verá relazado.
Esto no quiere decir que los planteamientos de mostrar y explicar, los enfoques orientados al entrenador, no sean necesarios, sobre todo en las primeras etapas, donde se hace hincapié en los fundamentos. Al contrario, a veces, puede resultar muy beneficioso. Sin embargo, debemos lograr un equilibrio que nos beneficiará tanto a nosotros como a aquellos de dependen de nosotros para tener una orientación y dirección clara.
Estoy de acuerdo con que es mucho lo que hay que considerar. Estoy seguro que he planteado muchas más preguntas que respuestas. Pero con las preguntas surgen las respuestas y se encuentran las soluciones a los problemas. ¿estás consiguiendo obtener lo mejor de la forma que estás enseñando? ¿Tu organización se adapta a tu estilo de aprendizaje? ¿Enseña de una manera específica, semana tras semana? ¿Tienes un plan a corto, medio y largo plazo para tu club? ¿Qué plan tiene tu organización para la formación? ¿Tu organización está realmente preocupada por la forma de continuar tu desarrollo? ¿Está continuamente enfocada a la próxima competición? En cuyo caso, ¿Interesa lo que haces después de los días de competición, y por eso, hay una necesidad de planificar la continuación de tu desarrollo? Muchas consideraciones, ¿por dónde empezar?
Con la orientación a la competición, existe un paralelismo con lo que falla en la estructura actual en la educación. Ponemos el énfasis en lograr las calificaciones más altas posibles y de esta manera, elevar el prestigio de nuestra escuela por su gran rendimiento. Los alumnos trabajan duro, sacan buenas notas en sus materias respectivas, pero no hay interés en el desarrollo integral y aparecen brechas en la formación como consecuencia de ello. Yo diría que algo parecido ocurre con la orientación a la competición. No obtenemos un artista marcial muy completo con este enfoque. Los huecos en la formación son casi imposibles de rellenar más tarde, al cuerpo le cuesta muchos años desaprender los malos hábitos adquiridos, y la mentalidad de la competición, orientada a ganar a toda costa limita el desarrollo real en cualquier arte marcial. En este caso el karate es el que pierde. No estoy en contra de la competición en absoluto. Pero, para obtener buenos resultados se requiere cada vez más técnicas elaboradas y gritos más fuertes. La técnica real debe ser juzgada por su eficacia, no por haber sido diseñada para obtener el mayor efecto en la percepción de los jueces, si no ¡en el cuerpo de los oponentes!.
Por lo tanto, tal vez un replanteo completo sea necesario en este momento. Un énfasis diferente, ¿tal vez? De esta manera podemos centrarnos en el desarrollo de toda la carrera de un karateka, y no sólo en una fase lucrativa de la misma. Es necesario un plan, y debe ser a largo plazo. Un cambio de mentalidad, un cambio de rumbo ¿tal vez? Plantéate el desafío tanto a ti mismo como a tu organización de mejorar en todas las áreas de trabajo en karate. Sólo entonces tendremos la oportunidad para desarrollarnos, en la forma de enseñar y en en la forma en que enseñamos a otros. Sólo entonces, podremos, realmente, realizar una enseñanza diferenciada que ayude a nuestros alumnos a alcanzar su verdadero potencial y con ello ¡desarrollar el karate!.
La planificación documenta lo que se enseña. Una vez establecido un objetivo importante, un plan estructurado nos ayudará a lograrlo con éxito. En este punto podemos centrarnos en como podemos dar la clases, teniendo en cuenta lo que estamos intentando conseguir, buscando la mejor manera, de forma que se adapte a nosotros y a nuestros alumnos. Pero debemos tener una visión a largo plazo, en la que confluirán todos los diferentes aspectos o elementos de la práctica del karate para enseñar y aprender juntos, inspirando todo nuestro sistema de entrenamiento hasta que nuestro objetivo sea alcanzado.
Siempre me ha asombrado ver como el propio instructor-jefe de mi organización, el maestro Mitsusuke Harada, altera la manera en que realiza los cursos en función del país en que se celebra. Fruto de su experiencia, plantea como acercarse a un objetivo particular teniendo en cuenta la cultura y la política interna de cada grupo. Las mismas técnicas se pueden estudiar hasta el nivel requerido, en Portugal, por ejemplo, pero en un formato completamente diferente a como se plantearon estas mismas técnicas sólo una semana antes en el Reino Unido. Pero el resultado final es similar en cualquier caso. También tiene en cuenta la personalidad de los diferentes instructores al hacer el programa. Todo esto independientemente de la cantidad de personal, de sus capacidades físicas o sus limitaciones. Esto es de hecho, una diferenciación real en el más alto nivel de su método de enseñanza. Rara vez un curso es igual que el anterior. Existirán conexiones, por supuesto, pero la progresión es una parte esencial de su planificación. Sensei Harada nunca ha estado quieto, ¡siempre tiene un objetivo a largo plazo que lograr!.
El método de enseñanza preferido por sensei Harada es la propia experiencia personal. El, constantemente, alienta a sus alumnos a tocar las cadenas muculares específicos, a sentir cómo trabaja su cuerpo mientras ejecuta las técnicas. Esto les proporciona una memoria física sobre la que reflexionar y tratar de emular en su propia práctica. A la inversa, el también hace lo mismo con los demás, con la finalidad de identificar zonas de tensión innecesaria y ayudarles a liberar su energía de manera eficiente hasta su nivel óptimo. Naturalmente, se ha animado a otros a emplear el método personal de sensei Harada, y actualmente, es un factor clave en el desarrollo de su grupo. Yo, por propia experiencia, puedo decir que una vez que un cierto sentimiento se ha trasladado, puede ser internalizado y elaborado en meses o incluso años más tarde, cuando su cuerpo está listo para tratar de aplicarlo en su propia práctica del karate. El estilo de enseñanza de sensei Harada es un reflejo directo de sus propias experiencias personales junto a una persona, Shigeru Egami, una de sus mayores influencias. Alentó al joven Harada a aceptar el karate en su cuerpo. Rara vez se hablaba durante la práctica, sólo practicar, practicar, practicar hasta que Egami empezaba a ver que la concentración de Harada estaba empezando a decaer. El método de enseñanza de Egami, a su vez, reflejaba su aproximación mediante la aceptación en su propio cuerpo de las técnicas fruto de su colaboración con Yoshitaka Funakoshi y con Okuyama Tadoa. Por supuesto después de la práctica Harada y Egami reflexionaban sobre su práctica en largas conversaciones entre ellos dos. Como un hombre inteligente, esto era importante para que sensei Harada internalizara lo que su cuerpo ya había experimentado.
El maestro Harada ha desarrollado para su grupo, el KDS, un sistema de tutorías distinto. Él se encarga de su grupo técnico (5º danes). A su vez, los 4º y 3º danes se encargan de dirigir los cursos realizados en regiones especificas del extranjero. Para estos curso, los 4º y 3º danes pueden elegir qué miembro del grupo técnico (5º dan) se encargará de asesorarles, teniendo en cuenta la temática específica del curso y con quién trabajan mejor. Esto permite al los coordinadores de los cursos utilizar el mejor estilo de enseñanza que se adapte a lo que ellos quieren,bien porque complemente su propia experiencia o bien presentando un enfoque distinto a su forma habitual de manera que plantee un desafío y incentive el desarrollo también. Sin duda, este sistema de filtrado de tutoría a través de los grados, desarrollando a la nueva generación de instructores mediante un entrenadores reflexivos, es posiblemente el mayor legado de sensei Harada a sus alumnos. Un proceso abierto, inquisitivo, en un ambiente de aprendizaje reflexivo centrado en el desarrollo del karate.
No estoy diciendo que este sea un sistema perfecto. Pero se trata de un ambiente sano, que no encuentra problemas en cambiar. Por contra, el enfoque de sensei Harada busca positivamente y da la bienvenida al cambio y a la capacidad de su grupo para adaptarse constantemente y ser flexible, un enfoque que se refleja en su práctica del karate. Perderse un de sus cursos es perderse el siguiente paso, importante, en su plan maestro. Sensei Harada tiene siempre fija su mirada en el destino hacia el que conduce a su grupo. Las piezas del rompecabezas parecen encajarse en su lugar cada dos años y luego se inicia una nueva vuelta en el aprendizaje, en el desarrollo, que nos acerca a un nuevo objetivo a largo plazo. “El desarrollo del karate debe verse como una espiral, siempre en crecimiento, siempre mejorando en dirección ascendente” comenta sensei Harada. ¡Independientemente de nuestra edad!
Fui afortunado, mientras escribía este artículo, tuve la oportunidad de hablar con sensei Harada directamente sobre su contenido. Se suponía que debía estar organizando un curso de fin de semana con otro cuarto dan KDS en Cardiff. Habíamos planeado el curso y habíamos decidido centrarnos en el Mae-geri y, en particular, en la importancia de la pierna de apoyo en la generación de la energía para la patada. Desafortunadamente, una lesión de espalda me impidió impartir el curso. Pero, siempre podemos sacar algo positivo de cualquier situación.
Estaba evidentemente, decepcionado con como la mano del destino me había tratado. Sin embargo, de hecho, esto resultó ser una gran suerte. Me fui al campo para apoyar y ayudar en todo lo que pudiera. Cuando llegué, Marie Kellett – 5 º Dan – se acercó a mí diciendo que sensei Harada estaba como yo y que podía cuidar de él. Los dos nos mantuvimos al margen observando el progreso. En ese momento, yo ya había terminado la mayor parte de este artículo y quería que me diese su opinión. Así que aprovechando la oportunidad, le leí esto a él y hablamos de su contenido sobre la marcha.
Sensei Harada de pronto se entusiasmó, y comenzó a llamar a alumnos por parejas bajo la atenta mirada de su asistente Marie. Los fue colocando un frente a otro con un mae-geri apoyado en el estomago de su compañero. Quería que el que pateaba fuera capaz de transferir de forma explosiva la energía procedente de su pierna de apoyo, como un “latigazo” como le gusta llamarlo, a través de la pierna delantera hacia el estomago del compañero. Pero sin la correcta postura del cuerpo y el adecuado apoyo y sin la preparación de la pierna de apoyo, no se alcanzaba un resultado que le satisfaciera. Yo observaba y el explicaba, pronto pude discernir que patada podría ser efectiva y cual no en función del ángulo de la pierna delantera antes de que la pierna de apoyo transfiriera la energía al final de la patada. Eran solo unas pulgadas en un sentido o en el otro, pero tenían un gran impacto en la eficacia del mae-geri. En poco tiempo, varias parejas estaban intentando demostrar esto mismo con gyaku-zuki y gedan-barai. Sin ese ángulo óptimo de la rodilla al empezar, la eficacia de las técnicas se veía muy comprometida y al fallar los enlaces entre las distintas articulaciones, la transferencia de potencia desde la tierra era nula.
Sensei Harada instruía y Marie asistía, las técnicas evolucionaron de buenas a decisivas. Todo aparecía claro. Sus explicaciones son simples y obvias una vez que habían logrado mi atención. La tarde resultó de un valor incalculable, cristalizando mis ideas en una serie de áreas. Como consecuencia de esa sesión todavía registro importantes avances en mi práctica y en la de mis alumnos. Esta sesión contiene todo lo que caracteriza el método de enseñanza de sensei Harada, explicaciones simples respaldadas por la propia experiencia personal, física, de sus alumnos que les permite avanzar y crecer. ¡Gracias a Dios que pude estar lesionado!